domingo, 27 de junio de 2010


lunes, 7 de junio de 2010

El ser humano nace en sociedad, se despliega en ella y llega a su muerte también en el seno de la misma. El hombre es un fruto de la comuna. Anhelamos con respecto a otros, deseamos lo del vecino de enfrente, queremos todo lo que nos venden. Deseamos ser como alguien, en suma, pretendemos todo lo que los otros son y tienen. Un anhelante del otro, y lo otro, es el hombre.
Las instituciones como las iglesias y los Estados, crean paradigmas de hombres. Estos poderes, uno espiritual y el otro material, deciden que es lo bueno y que es lo malo, valoran a los hombres. Cada una de estas esferas de poder elabora axiología y represión, libertad y castigo. Pero en si, todo círculo de poder crea modelos de hombres.


El Yo humano, la vida humana es estar en el mundo; encontrarse con personas iguales, encontrarse con objetos ideales, encontrarse también, con situaciones específicas y resolverlas y al resolverlas, crear a los valores.


El hombre cuerdo estableció Chesterton “sabe que tiene un poco de bestia, un poco de demonio, un poco de santo y un poco de ciudadano”.


“El hombre es un hacerse superándose” (Gabriel Marcel)


...forjar nuestra obra eligiendo...

La elección implica reflexión, quizá renuncia y sin duda sufrimiento. La elección implica convicción, valoración.
La autenticidad del héroe deja atrás hábitos, costumbres, mitos y se encara a transformar, a darle forma al cuerpo de su obra de arte. El que elige queda comprometido, el comprometerse implica fidelidad, la fidelidad da unidad, la unidad da permanencia. Él que ha conquistado el Yo de la autenticidad ha parido la realización del ser, y en ese momento el espejo de su vida reflejará su Yo soy.


Con la elección dibujamos nuestro paisaje personal. Para elegir hay que conocer, mirar hacia la montaña gigante de las posibilidades y decidir. La decisión escribe los versos del gran poema del Ser. El que no conoce no puede refutar. Al que no decide la sombra del miedo lo envolverá hasta hacerlo un juguete de las circunstancias. La apuesta corona bellamente al ser.


Sembrar la semilla del pensar en su persona, esperar amorosamente ver en el futuro si su fruto se convierte en alimento degustable.

Ir es encontrar. Todo viaje provoca una posibilidad de abertura, ya sea de mente o de sensación. El ensanchamiento es un buen medicamento contra los virus del fanatismo, y la intolerancia. El transitar por senderos diferentes ya sea por medio de la lectura, o del viaje en sentido estricto, o bien por medio de la creación, siempre nos descubre una forma de cambio, una forma de recomenzar, un camino más para ser. Y si ir es encontrar pues... viajemos.


Las dictaduras no tiene más vida que la espera de la muerte.
Toda persona posee una cosmovisión, ya sea en su aspecto noemático, o bien, en su faz noético. Es decir, todo ser humano hereda sus ideas, o bien crea su propio conjunto de las mismas mediante la reflexión y la crítica detenida. De la herencia inconsciente a la elección conciente y crítica, elijo la segunda. Romper con lo fallido del pasado y crear superándome hacia el futuro, es el camino que decido transitar. Más que en la guarda de la tradición, apuesto por el cambio evolutivo en pro siempre.

El hombre es un poema no terminado, una escultura que hay que ir esculpiendo cincelazo a cincelazo. Su misma realidad inacabada desvela que sus creencias y su vida misma padecen del virus de la fragilidad, ésa es su condición. Toda creencia y toda vida pueden desmoronarse. Por eso hay que estar construyéndose, eligiéndose a diario, cuidando su situación, sólo así se pueden mantener firmes los cimientos de su obra de arte.

El dios Proteo es el símbolo de las metamorfosis constante. El continuo cambio del tiempo enseña que la realidad es transformación y recreación.
"Reformarse es vivir"
No somos uno, sino, muchos, muchos “yoes” que el devenir temporal genera.
Lo proteico es la vida que se rehace, mejora y amplia mediante la expresión de nuevas formas. La vida que busca ser, es decir; la vida auténtica.

En la mitología griega, Proteo Πρωτεύς (Prôteús), era un antiguo dios del mar, descrito por Homero en La Odisea como ‘anciano hombre del mar’. Se dice que se convirtió en hijo de Poseidón en la teogonía olímpica. Tenía el poder de ver a través de las profundidades y de predecir el futuro, además cambiaba de forma y la metamorfosis constituía su hábitat. De aquí proceden el sustantivo «proteo» y el adjetivo «proteico», que aluden a quien busca incesantemente su forma.
Así pues, el mito proteico simboliza la búsqueda del que se busca, es decir; la autenticidad.




Todo ello extraído de "El mito de Proteo. Ensayos sobre la Autenticidad", de Marco Ornelas. Muy recomendable.



Siempre ahí



Una nueva forma de vida



Ilusión infantil, por todo..



Luchador, trabajador, sacrificio, constancia



Compromiso, empatía



Vitalidad, fuerza, viveza



TODO



Audaz, emprendedor, valiente



Afable, amable, cordial, BENIGNO



Saborear lo simple, sentir, ver más allá...





Vuestras raíces se mezclarán con las mías, y así creceremos juntos en la hibridación de nuestras formas de ver, sentir, vivir...

:)


¡ Gracias Por Colaborar !

sábado, 5 de junio de 2010






Empezando a derramar las ideas sobre la tina de la realidad..*




..El Otro es mi posible 'ser otro modo'..
0...


1...


2...


3...


4...


5...


6...


7...


8...




"Nos convertimos en partes integrantes de ellos y ellos de nosotros, la fantasía consciente de otros seres existiendo dentro nuestro"

A veces el Otro es lo que le falta al Yo, ¡eh aquí! eso que me falta y que he empezado a cultivar en mí...
Así con la aparición del Otro, pretendo esa erosión de la personalidad y ser capaz de llenar mi vacío con este reconocimiento de la propia indigencia.
 

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