miércoles, 19 de mayo de 2010





Se posaron sobre la cama, y lentamente fueron renunciando de todos aquellos ropajes
que les cubrían el cuerpo. Así, se conocieron cada poro a la perfección con la yema de
sus dedos. El vello se les erizó, nacieron escalofríos y el deseo despegó explorando el
cuerpo ajeno en un trueque de caricias.
Las puertas del placer no se abren por arte de magia… Una de las llaves se esconde tras
las caricias.

Jess B.





Se recomienda leer "Informe sobre caricias" de Mario Benedetti.

1 comentarios:

Jess dijo...

Nose como he acabado en este blog, aún no controlo esto. Pero el tuyo me parece un blog interesante, cuando averigue como poder seguirte lo hare jaja.

Un beso bohemio de la vida :)

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